octubre 30, 2014
Yo Creo Que Era el Aire Frío de los Muertos........
Autorretrato a Los 20 Años
Me dejé ir, lo tomé en marcha y no supe nunca
hacia dónde hubiera podido llevarme. Iba lleno de miedo,
se me aflojó el estómago y me zumbaba la cabeza:
yo creo que era el aire frío de los muertos.
No sé. Me dejé ir, pensé que era una pena
acabar tan pronto, pero por otra parte
escuché aquella llamada misteriosa y convincente.
O la escuchas o no la escuchas, y yo la escuché
y casi me eché a llorar: un sonido terrible,
nacido en el aire y en el mar.
Un escudo y una espada. Entonces,
pese al miedo, me dejé ir, puse mi mejilla
junto a la mejilla de la muerte.
Y me fue imposible cerrar los ojos y no ver
aquel espectáculo extraño, lento y extraño,
aunque empotrado en una realidad velocísima:
miles de muchachos como yo, lampiños
o barbudos, pero latinoamericanos todos,
juntando sus mejillas con la muerte.
Me dejé ir, lo tomé en marcha y no supe nunca
hacia dónde hubiera podido llevarme. Iba lleno de miedo,
se me aflojó el estómago y me zumbaba la cabeza:
yo creo que era el aire frío de los muertos.
No sé. Me dejé ir, pensé que era una pena
acabar tan pronto, pero por otra parte
escuché aquella llamada misteriosa y convincente.
O la escuchas o no la escuchas, y yo la escuché
y casi me eché a llorar: un sonido terrible,
nacido en el aire y en el mar.
Un escudo y una espada. Entonces,
pese al miedo, me dejé ir, puse mi mejilla
junto a la mejilla de la muerte.
Y me fue imposible cerrar los ojos y no ver
aquel espectáculo extraño, lento y extraño,
aunque empotrado en una realidad velocísima:
miles de muchachos como yo, lampiños
o barbudos, pero latinoamericanos todos,
juntando sus mejillas con la muerte.
*-Roberto Bolaño-*
octubre 29, 2014
Mordiendo Solo Todas las Tristezas.....
Barrio Sin Luz
¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos... la bruma de las olvidanzas
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos... la bruma de las olvidanzas
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
*-Pablo Neruda-*
octubre 28, 2014
Duerme Sobre Escarcha......
Tú Me Quieres Blanca
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:
Habla con los pájaros
y levántate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:
Habla con los pájaros
y levántate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
*-Alfonsina Storni-*
octubre 27, 2014
Cansancio......(Dame Un Bloqueo)
Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.
*-Oliverio Girondo-*
octubre 22, 2014
octubre 19, 2014
octubre 15, 2014
Mirando Los Abismos.......
*-Los Horrendos (Capricornio)-*
Filmado en: Bahía Blanca en Agosto del 2014.
Guión & dirección: Germán Fernandez.
Asistente de dirección: Paco Lopez.
Cámara y Fotografía: Julian Cantaro.
Producción: Pablo Montllau.
Comodín: Katrina Croci.
Vestuario: Caterina Cantaro.
Edición: Paco López.
Corrección de color: Rafael Guzmán.
Contacto: gogermengo@hotmail.com
Y Para Mí todos los Supermercados son lo Mismo.......
Soy el gato que camina solo. Y para mí todos los supermercados son lo mismo. El gato no ofrece servicios. El gato se ofrece a sí mismo. Por supuesto que quiere cuidado y refugio. No se compra al amor por nada. Como todas las criaturas puras, los gatos son prácticos.
El gato blanco simboliza la luna plateada metiéndose en los rincones y limpiando el cielo para el día que viene. El gato blanco es ''el que limpia" o ''el animal que se limpia", descrito por la frase sánscrita Margaras, que quiere decir ''el cazador que sigue la pista; el investigador; el sin huella". El gato blanco es el cazador y el que mata, su ruta iluminada por la luna plateada. En total oscuridad, lugares y seres escondidos se revelan en esa luz suave e inexorable. No puedes sacudirte tu gato blanco porque tu gato blanco eres tú. No te puedes ocultar de tu gato porque tu gato blanco se oculta en ti.
Una iniciación nazi para los altos rangos de la SS era arrancar el ojo de un gato mascota después de haberlo alimentado y mimado por un mes. Este ejercicio estaba diseñado para eliminar todo rastro de venenosa piedad y moldear a un perfecto Übermensch (superhombre). Involucra un postulado mágico muy sólido: el practicante adquiere condición superhumana al realizar algún acto atroz, asqueroso, subhumano. En Marruecos, hombres de magia obtienen poder al comerse su propio excremento.
¿Pero sacarle los ojos a Ruski? Apilar sobornos hasta el cielo radioactivo, ¿de qué le sirve a un hombre? Yo no podría ocupar un cuerpo capaz de sacarle los ojos a Ruski.
¿Entonces quién se adueñó del mundo entero? Yo no. Cualquier oferta que incluya intercambio de valores cualitativos como el amor animal por ventaja cuantitativa no es sólo tan deshonrosa y errónea como sólo el hombre puede, sino también idiota. Porque tú no obtienes nada. Has vendido tu tú.
''Bueno, ¿cómo te arrebata un cuerpo joven, hermoso y pelirrojo?". Sí, El siempre encontrará a un mamón como Fausto, que vende su alma por una correa. Si quieres sexo adolescente, tienes que pagarlo con miedo, vergüenza y confusión adolescente. Para disfrutar algo tienes que estar allí. No puedes simplemente pasarte al postre, queridito.
Y he ahí a mis gatos, ocupados en un ritual de miles de años, lamiéndose tranquilamente después de comer. Animales prácticos, prefieren que otro los provea de comida... hay quienes lo hacen. Debe haber habido una ruptura entre los gatos que aceptaron domesticación y los que no.
No odio a los perros. Pero odio lo que el hombre ha hecho de su mejor amigo. El gruñido de una pantera es en efecto más peligroso que el gruñido de un perro, pero no es feo. La ira de un gato, ardiendo con puro fuego felino, es hermosa: todo su pelo erizado y soltando chispas azules, ojos candentes y rasgantes. Pero el gruñido de un perro es feo, un gruñido de chusma redneck linchante, gruñido de racistas rabiosos... Gruñido de alguien con la calcomanía ''Mata a un marica por Cristo" en su auto, gruñido cargado de autoritarismo. Cuando ves esas fauces estás viendo algo que no tiene cara propia. La ira del perro no es suya. Está dictada por su entrenador. Y la ira de la chusma linchadora es dictada por condicionamiento.
El momento de mimar a un gato es cuando está comiendo. Ese no es el momento de mimar a un perro. Está bien mimar a un gato dormido. Se estira y ronronea en el sueño. Mejor dejar a los perros dormidos. Recuerdo en un festival de poesía en Roma, cuando John Giorno y yo bajamos a desayunar. Un perro estaba durmiendo en el descanso.
''Este perro es muy amiguero", dijo John, y se agachó a acariciar a la bestia, que gruñó amenazadora mostrando sus dientes amarillos.
Por largo tiempo no dejé entrar a Ginger en la casa, pero tuvimos una onda fría de quince bajo cero y cuando la temperatura bajó de veinte, acechado por el pensamiento de encontrar su cadáver congelado en el porche, la tuve que dejar entrar. Ruski no asomaba ni la nariz a la puerta. Su segundo embarazo fue en el invierno siguiente y tuvo a los gatitos en la casa, en una canasta que preparé para ella. Y por supuesto se quedó a cuidar los críos. Regalé dos cuando los gatitos cumplieron diez semanas. Y Ginger seguía buscándolos y llorando de cuarto en cuarto, mirando bajo la cama, bajo el diván. Decidí que esto no lo podía hacer otra vez. Durante siglos Ginger había estado pasando por esto.
El gato blanco simboliza la luna plateada metiéndose en los rincones y limpiando el cielo para el día que viene. El gato blanco es ''el que limpia" o ''el animal que se limpia", descrito por la frase sánscrita Margaras, que quiere decir ''el cazador que sigue la pista; el investigador; el sin huella". El gato blanco es el cazador y el que mata, su ruta iluminada por la luna plateada. En total oscuridad, lugares y seres escondidos se revelan en esa luz suave e inexorable. No puedes sacudirte tu gato blanco porque tu gato blanco eres tú. No te puedes ocultar de tu gato porque tu gato blanco se oculta en ti.
Una iniciación nazi para los altos rangos de la SS era arrancar el ojo de un gato mascota después de haberlo alimentado y mimado por un mes. Este ejercicio estaba diseñado para eliminar todo rastro de venenosa piedad y moldear a un perfecto Übermensch (superhombre). Involucra un postulado mágico muy sólido: el practicante adquiere condición superhumana al realizar algún acto atroz, asqueroso, subhumano. En Marruecos, hombres de magia obtienen poder al comerse su propio excremento.
¿Pero sacarle los ojos a Ruski? Apilar sobornos hasta el cielo radioactivo, ¿de qué le sirve a un hombre? Yo no podría ocupar un cuerpo capaz de sacarle los ojos a Ruski.
¿Entonces quién se adueñó del mundo entero? Yo no. Cualquier oferta que incluya intercambio de valores cualitativos como el amor animal por ventaja cuantitativa no es sólo tan deshonrosa y errónea como sólo el hombre puede, sino también idiota. Porque tú no obtienes nada. Has vendido tu tú.
''Bueno, ¿cómo te arrebata un cuerpo joven, hermoso y pelirrojo?". Sí, El siempre encontrará a un mamón como Fausto, que vende su alma por una correa. Si quieres sexo adolescente, tienes que pagarlo con miedo, vergüenza y confusión adolescente. Para disfrutar algo tienes que estar allí. No puedes simplemente pasarte al postre, queridito.
Y he ahí a mis gatos, ocupados en un ritual de miles de años, lamiéndose tranquilamente después de comer. Animales prácticos, prefieren que otro los provea de comida... hay quienes lo hacen. Debe haber habido una ruptura entre los gatos que aceptaron domesticación y los que no.
No odio a los perros. Pero odio lo que el hombre ha hecho de su mejor amigo. El gruñido de una pantera es en efecto más peligroso que el gruñido de un perro, pero no es feo. La ira de un gato, ardiendo con puro fuego felino, es hermosa: todo su pelo erizado y soltando chispas azules, ojos candentes y rasgantes. Pero el gruñido de un perro es feo, un gruñido de chusma redneck linchante, gruñido de racistas rabiosos... Gruñido de alguien con la calcomanía ''Mata a un marica por Cristo" en su auto, gruñido cargado de autoritarismo. Cuando ves esas fauces estás viendo algo que no tiene cara propia. La ira del perro no es suya. Está dictada por su entrenador. Y la ira de la chusma linchadora es dictada por condicionamiento.
El momento de mimar a un gato es cuando está comiendo. Ese no es el momento de mimar a un perro. Está bien mimar a un gato dormido. Se estira y ronronea en el sueño. Mejor dejar a los perros dormidos. Recuerdo en un festival de poesía en Roma, cuando John Giorno y yo bajamos a desayunar. Un perro estaba durmiendo en el descanso.
''Este perro es muy amiguero", dijo John, y se agachó a acariciar a la bestia, que gruñó amenazadora mostrando sus dientes amarillos.
Por largo tiempo no dejé entrar a Ginger en la casa, pero tuvimos una onda fría de quince bajo cero y cuando la temperatura bajó de veinte, acechado por el pensamiento de encontrar su cadáver congelado en el porche, la tuve que dejar entrar. Ruski no asomaba ni la nariz a la puerta. Su segundo embarazo fue en el invierno siguiente y tuvo a los gatitos en la casa, en una canasta que preparé para ella. Y por supuesto se quedó a cuidar los críos. Regalé dos cuando los gatitos cumplieron diez semanas. Y Ginger seguía buscándolos y llorando de cuarto en cuarto, mirando bajo la cama, bajo el diván. Decidí que esto no lo podía hacer otra vez. Durante siglos Ginger había estado pasando por esto.
William S. Burroughs
-Traducido por José Férez Kuri-.
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