Encender para apagar.
Salir para guardarse.
Respirar para dejar de respirar.
Acercarse para
alejarse
de la puerta
del navío,
de lo absurdo
de estar vivo.
Encontrar para abandonar.
Drenar para volver a agusanarse.
Producir para ser producto.
Simular para no
avergonzarse
del horror
de haberse vuelto
una especie de fantasma
pegado al tubo de la tele
sosteniendo una soda
sin gas,
con toda su maldita imposibilidad
de cambiar,
con toda su maldita imposibilidad,
de desprogramarse,
entre la negra
niebla.
-*Santiago Palacios*-