Publicada en 1971, esta novela del escritor estadounidense de origen alemán Charles Bukowski es una divertida pero también amarga sátira sobre el monótono trabajo de un oficinista de correos. La obra es un retazo de la vida del autor, quien, a lo largo de doce años, desempeñó este oficio en una de las estafetas de correos de la ciudad donde vivía: Los Ángeles.
Con este texto irrumpió Bukowski en el mundo de las letras, en el que destacó con estilo propio. La novela está presidida por el código de ética que deben respetar todos los empleados de la Oficina Postal de los Estados Unidos. Henry Chinaski, el protagonista y alter ego del autor en muchas de sus obras, es un eterno aspirante a trabajos ocasionales y un bebedor empedernido, lo mismo que su novia, Betty, la tercera mujer con la que convive. A través de un borracho amigo suyo, se entera de forma casual de que todos los años la oficina de correos contrata personal temporal para atender la sobrecarga de trabajo de la campaña de Navidad.
Tras esa primera toma de contacto y creyendo que se trata de un oficio cómodo y fácil, que además le permite desahogar sus impulsos sexuales con algunas de las mujeres con que topa, decide presentarse a las pruebas de admisión a cartero suplente. Aprobados los exámenes, comienza a trabajar en un oficio que, poco después, considera obsesivo y duro, pero que mantiene durante algo más de tres años.
La realidad es que en ese tiempo apenas descansa por las noches, y parte del día la dedica casi por completo a dos de sus pasiones favoritas: la bebida y la actividad sexual, con especial preponderancia de la primera. No es extraño que la constante resaca y el cansancio hagan mella en él y que, por otra parte, su contumaz rebeldía atraiga la ira de sus jefes, a quienes provoca con sus agudas y sarcásticas respuestas. Sin embargo, cumplido el primer trienio, se convierte de forma automática en cartero "regular", categoría a la que acompañan notables prebendas, como pagas extras, vacaciones, dos días de fiesta semanal, etc. Pero una defensa empecinada e irracional de su punto de vista le conduce medio año más tarde a presentar su dimisión.
Se abre entonces un paréntesis en el que Betty trabaja como mecanógrafa y aporta un dinero fijo a la pareja, mientras Chinaski se dedica a descansar y a apostar con suerte insultante a las carreras de caballos, otra de sus pasiones. Pero esta situación no se mantiene por mucho tiempo, pues Betty se muestra incómoda frente a los chismorreos de los vecinos, que piensan que lo está manteniendo. Se separan y él alquila un nuevo piso.
Pronto conoce a una texana ninfómana, Joyce, con la que se casa en Las Vegas. Se instalan en una casita en el pueblo de su mujer y Chinasky empieza a trabajar como mozo de carga en un almacén, a pesar de que su familia política es extraordinariamente rica. Poco después solicita el ingreso como oficinista en Correos. De nuevo supera los exámenes de ingreso, pero resurge el obsesivo fantasma de la monotonía. No obstante, este trabajo lo desarrolla a lo largo de doce años. Cuando decide dejarlo, en su mente barrunta la idea de dedicarse de forma exclusiva a escribir.
Durante en este período, Joyce, que trabaja en las oficinas de un departamento de policía, se enamora de un compañero de trabajo y solicita el divorcio. Chinasky vuelve a encontrar a Betty y de nuevo sienten una gran satisfacción charlando y gozando juntos los efluvios del alcohol, pero algo ha cambiado entre ellos. Han envejecido por separado y nada es como antes. Se separan, y mientras Betty se hunde cada vez más hasta fallecer de un coma etílico, Henry, sin abandonar la adicción a la bebida, supera las pruebas técnicas que le dan acceso a la categoría de empleado regular.
Parlamenta y de forma sistemática, se dedica a jugar en las apuestas hípicas, que como siempre le aportan suculentos beneficios, y a relacionarse con todas las mujeres posibles. Le entusiasma el mar, y en sus sueños acaricia la idea de vivir en una casita en la costa. Conoce a una escritora ya madura, Fay, con la que tiene una hija, Marina Louise, que le da estabilidad emocional durante los pocos meses que vive con ella. Pero la madre se la lleva cuando abandona a Chinasky y se va a México.
Con un carácter más y más agrio a consecuencia de su progresiva alcoholización y del creciente deterioro de su salud, de pronto le resulta insoportable seguir trabajando en la Oficina de Correos y presenta la renuncia definitiva. Entra en una gran depresión que cura a base de bebida y más bebida, hasta que decide escribir una novela. Y escribe ésta. En ella se vislumbran muchas de las características que convirtieron a Charles Bukowski en uno de los máximos representantes de la "literatura basura", sobre todo por los extraordinarios retratos que traza de los ambientes marginales que tanto frecuentó y que lo convirtieron, a su pesar, en el heredero natural de la generación beat, a la que, con un realismo lindante con lo soez, desprendió de cualquier tipo de romanticismo utópico.